Sobre el azar y el prejuicio.

pinkhassov

© Josu Zaldibar

Una tarde desapacible, como es Bilbao en los días de lluvia. A última hora en el Café Iruña. Al fondo del bar y con el clásico bullicio de los viernes por la noche, un hombre de mediana estatura me esperaba. He de confesar que aunque había visto varias fotografías de él, fue Gueorgui Pinkhassov quién me reconoció antes que yo a él.

El primer intercambio: una cerveza y un pintxo moruno. Si, así de sencillo y así de simple, en esta céntrica cafetería bilbaina tomandose una kañita conmigo y disfrutando de un extraordinario » pintxopote con reminiscencias árabes »

A partir de aquí una reflexión simple, sencilla y muy humana. Aprender

Uno debe tener claro, como en otros ámbitos de la vida, que aunque consideres que sabes mucho, que has aprendido lo suficiente, esto no es cierto. Solamente una pequeña porción de conocimiento sobresale. Porque siempre hay un nuevo punto de partida. Siempre hay nuevas cosas que merecen ser estudiadas y escuchadas.

La fotografía representa en la vida de un fotógrafo la guía que está sujeta a su madurez como persona, antes que como fotógrafo. Su evolución personal, la relación con las personas que forman parte de su mundo son las que aportan la energía necesaria para fotografiar diariamente como lo haría » un niño «.

Es necesario muchas veces, tantas como sean necesarias, recordar como lo hizo él durante dos días, que la fotografía no es un hecho aislado, no es un eslabón individual o solitario de una persona, sino que está unido a otros eslabones, como  la cultura, la literatura, la psicologia, la filosofia, el humanismo, el arte en general. Una cadena fundamental que nos hará mejores fotógrafos y personas.

Cuando tomamos la cámara entre nuestras manos, muchas veces tendemos a la presuntuosidad en nuestro trabajo. Esa vanagloria que hace que creamos que cuando tomamos imágenes y encontramos los que nos interesa, es porque » tenemos un buen ojo » cuando es todo lo contrario. Ser un arrogante, un presumido o un soberbio pretencioso que trabaja bajo el yugo del prejuicio hace que sus imagenes terminen siendo una «mierda » . Actitudes como estas deberíamos abandonar y enterrar en nuestro trabajo.

El hablaba del azar y del imprevisto, » del triunfo de la imagen «.

Quizás aquí se encuentra parte de la esencia de mi relación con la fotografía. El azar y el imprevisto hacen la fotografía. Andar, observar, ver, hablar, seguir andando…parar….fotografiar, una, dos, tres, cuatro…diez veces y nuevamente continuar. No encontrar sino que te encuentre. El azar, como dice también William Klein, » hace una foto «.

Y seguía hablando sobre lo cuán interesante es conocernos a nosotros mismos, con nuestras cualidades y nuestros defectos. Sobre los malos alumnos que han sido grandes genios y sobre la importancia de concentrarnos sobre lo que nos interesa y desechar a través de la desconcentración lo que no nos interesa. » Todo lo que no funciona, no debe sobrevivir «, decía Gueorgui.

Debemos de concentrarnos sobre la buenas imagenes y perder el miedo a desprendernos de aquello que realmente no es bueno » fotograficamente hablando «. Muchas veces nuestra memoria y la relación con nuestras fotografias bloquean y no nos dejan apreciar aquello que realmente tiene valor en nuestro trabajo.

Que aunque prevalezca la premisa de que hay que fotografiar como un niño, debe ser la sabiduría del anciano la que tome las riendas de nuestro trabajo, la que ponga los limites a nuestra edición, la que nos haga reflexionar seriamente sobre cada una de las miles de imágenes que hemos tomado y que no sobrevivirán, sino que simplemente acompañarán a las que conforman la parte principal de nuestra memoria, de nuestro archivo más relevante.

Una experiencia única la vivida con el maestro Pinkhassov y quiero cerrar con una frase no pronunciada en esta Masterclass. La dijo Walter Benjamin,  filósofo, crítico y ensayista alemán:

» Se ha dicho que el analfabeto del futuro no será aquel que no conozca por cierto las letras, sino quien no conozca la fotografía». Pero, ¿ No hay que considerar del mismo modo analfabeto al fotógrafo incapaz de leernos sus propias imágenes? »

El encuentro con un profeta.

@ Josu Zaldibar

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